domingo, 20 de junio de 2010

Pantano del Ebro y problemas hidroeléctricas

Esta intervención resulta interesante porque relata la falta de abastecimiento de electricidad a Madrid y cómo cada vez los cortes de luz crean más problemas en las ciudades.
Así mismo se habla del pantano del Ebro, cuyo enorme presupuesto va a impedir que avance, a pesar de los deseos de los diputados.


El ministro contesta:…En estos últimos tiempos, en todas partes, sobre todo en las grandes ciudades, se ha operado el mismo fenómeno que en Madrid en lo que se refiere a la producción y al consumo de luz y de fuerza hidroeléctrica.
 Las poblaciones, sobre todo la muy populosas, han ido creciendo, y no sólo han ido creciendo en número de habitantes, sino en nuevas edificaciones que exigen, como muy bien sabe mi querido amigo el Sr. Conde del Valle de Suchill, instalaciones que suponen el empleo de más luz que aquellas que han venido a sustituir.
De modo que el problema reconoce como origen una insuficiencia notoria de la producción. Nuestras instalaciones hidroeléctricas y aquellas de carácter térmico que sirven de reserva no son ya suficientes, y prueba de ello es que lo mismo la Hidroeléctrica que la Unión Eléctrica tratan de conseguir, por medio de nuevos saltos, un aumento en la producción del fluido hidroeléctrico.
Pero yo tengo que manifestar al Senado algo que es en mí una preocupación con motivo de este interesante problema. Se dice y se viene repitiendo, con la misma frecuencia con que se repite la situación de falta de fluido que este año padece Madrid, que el estiaje y el estiaje prolongado es causa de esa escasez de fluido.
Yo creo que contribuye a ella, pero que no es la causa esencial, porque los embalses se calculan en ingeniería, precisamente para eso, para que durante la época de estiaje, cuando no se puede contar con un caudal de agua normal, vengan a suplir esas deficiencias, y hay que suponer que estos embalses, si están bien calculados, deben prever estos casos.
Pero ya decía antes y repito ahora, que el problema es de escasez de producción, que necesita, indudablemente, Madrid- y eso ha pasado en toda la grandes poblaciones del mundo-mayores instalaciones, no sólo aquellas instalaciones que sirven para aumentar el fluido eléctrico, sino las de reserva, que, unas veces por el carbón, otras veces, ya en las instalaciones más modernas, por el petróleo, vienen a suplir estas deficiencias, que se pude decir que padece el abastecimiento de luz y de fuerza de toda las grandes poblaciones del mundo.
Yo debo decir al Sr. Conde del Valle del Suchill que no me corresponde a mí , mientras no lo haya resuelto el gobernador, entender en este asunto, porque el gobernador no me informa, sino que resuelve. Lo que podría ocurrir es que una u otra de la partes contendientes (aquí se puede decir que el interés público no tiene más representante que el gobernador civil o el Ministro de Fomento), los que acuden haciendo presente, con razones que son dignas de ser tomadas en cuenta, que el coste de producción ha aumentado, si el gobernador no resuelve con arreglo a lo que ellos creen que procede, entonces recurrirán y será cuando yo pueda entender en ello, porque antes no tendría justificación y hasta parecería por parte mía, una intromisión en facultades que no me corresponden.
Quiero no dejar de indicar hasta qué punto hay en todo este problema muchos extremos que aclarar. Por ejemplo, las Compañías manifiestan que el coste de producción ha aumentado por razón del salario, por razón de la jornada, por el alza de los materiales necesarios para el entretenimiento, para la recomposición, para el repuesto de todas estas grandes redes que sirven para conducir el fluido hidroeléctrico, y, por otra parte, nos hablan de restricciones; de modo que son dos problemas completamente distintos.
La cuestión del aumento del coste de producción es innegable; pero no es sólo el problema de Madrid, que sería un problema que, pesando las razones, los motivos con aquellos asesoramientos técnicos que la cuestión exige, podría resolver en su momento el gobernador civil.
No es ese el problema, el problema de las restricciones es por  falta de producción, porque no hay bastante, por motivos accidentales, por esos motivos a que se refería el Sr. Conde del Valle del Sutil, por esos desperfectos, más que por otra causa, que produjo la inundación que hubo en el salto de Villora, que trajo consigo que, al inundarse la sala donde estaban las turbinas, se perdiese una parte de la producción que necesita Madrid y, en general, toda España, toda vez que el problema no es sólo de Madrid; es de Valencia, es de Alcoy, es de Alicante, es de Cartagena, pues de todas partes llegan constantes clamores al Ministerio de Fomento pidiendo que se regularice el servicio y se aumente la producción.
Y cuando el Ministerio de Fomento,  en cumplimiento del deber que le corresponde, acude a las empresas, le dicen estas-y aquí lo hemos oído tardes pasadas al Sr. Urrutia- que se está procurando habilitar a marchas forzadas el salto de Dos Aguas, que supone más de 50 millones y en el que trabajan 2.000 hombres diariamente, y que se espera que para  la primavera (aun cuando en estos cálculos siempre se esta expuesto a tropezar con dificultades) dispondrá de bastante fluido eléctrico para todas estas necesidades, si bien yo tengo que decir que este problema se repetirá en Madrid, como en todas las capitales del mundo. Es un problema de diez años, de quince años, a medida que la poblaciones aumentan en sus necesidades y en el consumo de la fuerza hidroeléctrica, se plantea el problema; de modo, que no serán bastantes estas instalaciones que ahora se están haciendo para el Madrid del futuro, en el cual hemos de pensar.
Termino , por tanto, manifestando al Sr. Conde del valle del Suchill que el problema que ha planteado esta tarde en el  Senado es altamente interesante; a él está unida , en gran parte, la movilización de nuestra riquezas naturales por medio de la industria, y que lo que sea tener fuerza y baratura es crear riqueza, pero el problema tiene muchos aspectos, y, sobre todo, uno muy interesante para mí; y es que , aun cuando tengo muy buena voluntad, que es de lo único que me puedo ufanar, todavía no ha llegado el momento, y bien lo siento, de tener que intervenir en el asunto.
Es cuanto tenía que decir.
El Sr. Conde del VALLE DEL SUCHIL insiste en el que el Ministro ha de intervenir. Entonces habla el Sr. GUILLEN SOL
...No nos equivoquemos , y tengamos la seguridad de que la cuestión eléctrica se resolverá con la elevación de tarifas, porque es de sentido común que así sea, y yo, a título exclusivamente de consumidor de fluido eléctrico, ruego al Sr. Ministro que estudie cuanto antes este problema, y por los medios que a su alcance estén lo resuelva pronto, porque si no ocurrirá y se repetirá lo que tantas veces ha sucedido, y es, que teníamos un servicio regular de coches en Madrid, se empeñaron en que no debían elevarse las tarifas, nos quedamos sin el servicio y después vino a elevación de las tarifas sin que todavía tengamos coches…
…Sucederá lo propio con el servicio eléctrico; nos quedaremos sin servicio (casi estamos sin él) y nos está costando mucho más que si se hubieran elevado las tarifas, pues se da el caso de que antes, con una bombilla de 10 bujías, teníamos buena luz, y ahora, con una de 25, estamos a obscuras, los servicios de ascensores son inútiles, son de adorno, y todo esto por querer ir contra la ley económica que no permite que cuando e l costo se eleva en una industria, se siga exigiendo los mismos precios de antes.
Y hecho este ruego , que no lo necesitaba la elocuencia con que razonaron el Sr. Urrutia en tardes anteriores y hoy el Conde del Valle del Suchill, y que yo he hecho simplemente a título de consumidor, voy a la pregunta, motivo principal de molestar al Sr. Ministro de la Cámara.
Decía el Sr. Ministro que no podía intervenir en el pleito eléctrico porque no había llegado a sus manos; afortunadamente, la pregunta que le voy a hacer no tiene esta contestación, porque el asunto a que se refiere sí que está en sus manos. Hay una obra pública de trascendental importancia nacional, señaladamente afecta a la provincia de Zaragoza, que tengo el honor de representar; esta obra trascendentalísima, de interés general y nacional, es el pantano del Ebro.
Yo creo que los Sres. Senadores que tienen la bondad de escucharme tendrán noticia de esta obra; no voy ahora aquí a describirla, voy solamente a señalar algunos datos, algunas cifras muy concretas que dan idea de su capital importancia. Hoy con el agua del Ebro se riegan o deben regarse, y tiene cauces para el riego, la enorme extensión de 110.000 hectáreas; para el riego de esta superficie tan considerable en relación con la superficie total de regadío de toda España, se requieren 3.000 millones de metros cúbicos de aguas.
Pues bien, el Ebro no suministra hoy el agua necesaria para el riego constante de esta superficie, y no l o suministra, no obstante verter en el mar todos los años 14.000 millones de metros cúbicos de agua, de manera que una necesidad de tres, no es atendida, habiendo un sobrante de 14; y esto ¿por qué? Por el régimen del río. Y esto no ocurrirá cuando se construya el pantano del Ebro.
Hay otro punto muy interesante relacionado también con la industria eléctrica. Hoy el régimen del río Ebro, con sus 27 saltos principales establecidos, tiene una potencia eléctrica de 38.000 caballos; pues ese potencial , sin grandes modificaciones en los elementos fijos de los 27 saltos existentes, se aumenta en 50.000 caballos más, de suerte que, fíjense bien los Sres Senadores, no se trata en esta obra de ir a inventar nuevo regadíos ni de inventar nuevas industrias, se trata de lo más eficaz que puede existir, que es, por contagio, como dice mi ilustre amigo D. Amós Salvador, ir extendiendo el regadío, asegurándolo allí donde lo hay, y por contagio, también , ir dando aprovechamiento a la enorme fuerza que con la construcción del pantano se conseguiría.
Pero es más, estamos construyendo el canal de Lodosa, hoy de Victoria-Alfonso, y este canal, que debe regar 24.000 hectáreas, no sé con qué las regará, porque no hay agua, y se está gastando dinero en la construcción del canal, y si no se construye el pantano del Ebro, tendremos allí un nuevo riego eventual y sometido a la genialidades del Ebro, y ¿para qué cansar más a los Sres. Senadores? Con una cifra final basta para convencerse de la trascendencia nacional que tiene esta obra. La energía potencial permanente del Ebro, es hoy de 140.000 caballos, y mediante al regularización del régimen del río por la construcción del pantano, pasará de 140.000 caballos a 324.000.
¿No cree mi ilustre amigo el Sr. Ministro de Fomento que esta es una obra, no de interés regional, no de interés provincial, sino de alto interés nacional?
Yo he oído con gran complacencia a Ministros que se sientan en ese banco,  y que seguramente son de la predilección en el afecto de S. S. , que nada de lo que estamos haciendo en Marruecos es incompatible con los grandes proyectos de Fomento, sin que estos proyectos de Fomento son necesarios, sino base de lo demás que tengamos que hacer.
Claro está que esto es una confirmación de lo que todos sabemos; que cuanto mayor sea el esfuerzo fiscal que haya de exigirse a un pueblo, más necesario es poner y mantener en plena productividad toda la fuerzas productoras y de trabajo, y , fíjese bien el Senado y el S. Ministro de Fomento, en la enorme masa de trabajo que puede conseguirse con la construcción del pantano del Ebro. 
Ahora bien, este pantano del Ebro está estudiado como pocas obras públicas pueden haberlo sido en España; ha sido informado después de trámites sin cuento, por el Consejo de Obras Públicas; el informe es, según mis noticias, de conformidad con el proyecto, y yo digo, Sr. Ministro de Fomento: ¿por qué estamos parados tantos meses? ¿Por qué no viene la Real orden que procede , en al marcha normal del expediente, aprobando el proyecto de conformidad con el dictamen del Consejo de Obras Públicas, y después podíamos ir marchando para a ejecución de esta obra?
No se oponen a la Real orden que pido ni siquiera razones económicas, que no valdrían nada ante la magnitud de la empresa. El trámite primero no requiere consignación ninguna en presupuesto; es sólo poner en marcha el expediente, pues mientras no venga la Real orden aprobando el proyecto, no podemos hacer nada los que nos interesamos ardientemente por obra tan trascendental.
No haga caso el Sr. Ministro de que siendo una obra tan magna sea tan insignificante el que la patrocina, porque si fuese yo solo el que levantase  la voz por ella, claro está que no tendrían alcance alguno mis palabras; pero tenga la completa seguridad el Sr. Ministro que son enamorados del proyecto todos cuantos lo conocen, que son muchos, que hay ambiente, no exteriorizado, yo no sé por qué y que se irá afianzando cada vez más la resolución de construir el pantano del Ebro.
Yo le aseguro a S. S. que muy agradecido la provincia de Zaragoza , que me honro con su representación, quiero vestirme de gran gala, y para ello no encuentro traje mejor que el del pantano del Ebro.
….
El Sr.  Ministro de FOMENTO (Maestre): Las elocuentes frases con que el S. Guillén Sol, mi querido amigo, ha defendido ante el Senado la  conveniencia de resolver cuanto antes lo que pudiéramos llamar esta tramitación previa para entrar pronto en la construcción del pantano del Ebro, ha producido honda huella en mi espíritu , porque ya sabe el Senado , por intervenciones anteriores en al cuales he querido, como  siempre, hablar con al mayor sinceridad, que yo soy un enamorado de todo lo que significa crear en España elementos y medios, riqueza y vida nacional, y es realmente seductora a perspectiva a que se refería el Sr. Guillén Sol .
Se trata de un pantano que tendría la ventaja de difundir el riego y de asegurarla, extremo este muy interesante, porque de no hacerlo así, llegaría un momento en que todo el esfuerzo que se pusiera en al tierra podría perderse, mas que nada en las épocas en que el agua vale más.
Esta es una misión que realmente está confiada a los Gobiernos, que debe prever todas estas dificultades; pero además este pantano tendría la ventaja de venir a acrecer nuestra producción hidroeléctrica que, por el interesante ruego que antes hizo el Sr. Conde del Valle del Suchill y por la elocuentes palabras con que el Sr Guillén Sol apoyaba la importancia de esta obra, comprenderá el Senado que podría decirse que es una de las pocas que responden a una necesidad más patente.
Yo le ofrezco al Sr. Guillén Sol, para quien deseo este traje de gala, que aun cuando no consiguiera él, cosa que dudo, dada la justicia con que pide, que se hiciera este pantano, lo tendría siempre por la manera como defiende los interese de la provincia que le ha traído a esta Cámara;  y le digo que con todo interés, con toda solicitud, por la respetabilidad , por al simpatía que me inspira S. S. y además porque me enamora contribuir, aun cuando sea modestamente, a la iniciación de una obra que ha de tener esta trascendencia, procederé a estudiar cuanto a este asunto se refiere.
Son muchos los problemas que hay en Fomento; no es mucha mi competencia; mi voluntad es buena, ya la conoce S. S. ; pero de todos modos, por esos motivos de interés público, y por lo que además personalmente para él representa este asunto, yo procuraré estudiarlo y resolverlo en el plazo más breve posible.
….
El Sr. GUILLEN SOL: ….No desconozco los grandes trabajos que pesan sobre el Sr. Ministro de Fomento…(…) .pero tenga en cuenta que de los muchos asuntos que en el Ministerio de Fomento existen, no hay ninguno que aventaje en interés nacional a este que me permito recomendarle con el mayor ahínco.
Aunque sea dejando de lado otros que aparentemente tengan mayor urgencia y que en realidad, no la tendrán, dedique S. S. una tarde, nada más, para enterarse de lo que es ese expediente; lea los luminosos trabajos que yo me he permitido particularmente facilitarle y verá cómo esta estudiado el proyecto desde el punto de vista técnico ,como esta estudiado desde el punto de vista sanitario, y cómo está estudiado hasta en los menores detalles de ejecución. Con todo esto no podemos hacer nada sin esa Real orden, de trámite, de aprobación del proyecto de conformidad con el informe del Consejo de Obras Públicas.
Yo tengo fe y esperanza de que, dada la buena voluntad de S. S. correspondiendo los hechos a las palabras, esa Real orden ansiada, créalo S. S., por Zaragoza, aunque tenga exteriorización tan modesta como la mía, vendrá lo antes posible. Si no, yo no tendría más remedio que estar insistiendo constantemente en este tema, que para mí es de interés nacional. 
El Sr. Ministro de FOMENTO (Maestre): Casi me sugiere la tentación el Sr. Guillén Sol de demorar un poco la resolución de este asunto, porque esto nos proporcionaría a todos la gran satisfacción de escuchar su voz, siempre elocuente, en defensa de un alto interés nacional; pero de todos modos , quiero anticiparle S. S. lo suficiente para demostrar que deseo darle la prueba de que me preocupa realmente esta gran obra.
Conozco el informe del Consejo de Obras Públicas, en lo que se refiere a algo que es muy esencial en materia de pantanos, como es la impermeabilidad del vaso; conozco también la pureza de esas aguas, pureza verdaderamente excepcional, y sé que son 540 millones de metros cúbicos los que almacenará en su día. Todos estos datos le demostrarán al Sr. Guillén Sol que mi respuesta no es la acostumbrada para salir del paso, son iniciación de un propósito y manifestación de un estudio, que , aunque somero hasta ahora, me permite formarme una idea de la justificación con que S. S. pide que se  acometa esta mejora (El Sr. Guillén Sol: Muchas gracias).
….
El Sr. TORMO: Me indican algunos compañeros que no es molestia a la Cámara en este momento el intervenir, como tendría siempre mucho gusto en hacerlo, aunque con ese temor natural, para insistir en la petición del Sr. Guillén Sol y por eso me atrevo a hablar.
No tengo nada que ver con la honrosísima representación que ostenta S. S. ; pero para todos los españoles es Zaragoza y Aragón así como la capitalidad del corazón de España. En otras partes reside el emporio, la capitalidad política; pero desde el año 8 del siglo anterior, parece que todos sentimos que allí late hondamente el sentido de la raza toda.
Yo me levanto a secundar la petición del Sr. Guillén Sol por creer que el pantano del Ebro es una empresa colosal, inmensa, pero no por eso menos intensamente deseable que se realice lo más pronto posible. Calculo que las fuerzas propias de las comarcas beneficiadas aún son pocas para poder conseguir que fácilmente se llegue a su realización , por lo tanto representando yo Sociedades Económicas que deben preocuparse de los asuntos económicos, aunque no representando las del valle del Ebro, me encuentro en el caso de añadir alguna cosa.
Es verdad lo que ha dicho el Sr. Ministro de Fomento. Pero es que tiene todavía mas ventajas el pantano del Ebro, una de ellas trascendental, dado el clima de España, y es que allí no hay sol que reabsorba el agua que se almacene en aquel pantano. Es una circunstancia especial.
Yo he estado , por cierto, con el Sr. Presidente del Consejo de Ministros, en alguna ocasión en un balneario de allí , y puedo decir que la Virga, parte principal del vaso del futuro pantano, es el lugar de España que tiene nieblas más continuas en todo el año, de modo, que el coeficiente de evaporación va a ser el mínimo, tan maravilloso, que será causa de incredulidad para quienes no han vivido allí el decir que sólo algunas tardes, en Agosto y septiembre, se ve el sol.
(El Sr. Guillén Sol: la lluvia compensa con exceso la evaporación)
Se añade a eso, porque también conozco el país, que el suelo está tan depurado, que la sílice que le integra es de tal composición, que cuando una vez que, afortunadamente, se estableció en los Aranceles españoles protección de industrias a crear, tuvo lugar una reunión de Casas extranjeras y españolas para explotar la fabricación del vidrio de colores, y sobre todo del crista ara grandes espejos, y después de recorrer toda España, no se encontró lugar donde la sílice fuera más pura que aquel punto, hasta tal extremo , que toda la tierra que se sacó al cimentar las edificios se convirtió en cristal y en vidrio. Hasta ese punto está depurada aquella tierra, que es la que ha de quedar dentro del vaso.
A eso se agrega la consideración que los que hemos nacido en países de regadío tenemos que hacer cuando se habla de política hidráulica. Hay sobre todos los problemas de ingeniería uno que es de sociología. El riego es la cosa más difícil de establecer, porque se necesita para ello que tenga costumbre el agricultor par hacer sacrificios muy grandes, por lo desagradable que el cultivo de huerta resulta, de suerte, que en países a los que llega el agua sin esos antecedentes, no se sabe regar, y no se aprovecha más que para un riego circunstancial, para cosechas de secano, en determinados momentos del año.
De modo que cuando veo pregonar a troche y a moche la extensión de la propiedad regable en la Península, me quedo en duda, diciendo. “¿Cómo van a regar los que no son hijos de terrenos de regadío, los que no están acostumbrado a saltar de la cama a las dos de la madrugada en invierno, para meterse en agua y para que así puedan regar los demás, ya que si no se siguieran estos turnos habría quien no regaría, y hay para esto que sacrificarse?”.
Este pantano del Ebro va a enriquecer una zona, o mejor dicho, una serie de zonas que ya riegan, pero permítanme los aragoneses que diga que allí como no está establecida esa costumbre de los riegos como en Valencia y Murcia, que yo tengo el honor de representar aquí, no llegan a practicarla de igual modo. De toda formas, son raza de hombres acostumbrados a trabajar en los riegos, con todos los trastornos para la comodidad y para la tranquilidad que ello supone, por todo lo cual encuentro este caso del pantano del Ebro verdaderamente excepcional; y lo considero así desde que recibí los primeros informes, no en lo que se refiere a su aspecto ingenieril, en el que soy completamente incompetente, sino como hombre que ha vivido allí que conoce aquellas peñas y el boquete de la hoz en que va a tener que apoyar sus estribos, y como conocedor de este problema de riegos, considero este un caso excepcional, tan único , que no tiene par con ningún otro, puesto que todos los problemas de riegos en España son extraordinariamente más improbables y de menos fecundos resultados que éste. El pantano del Ebro no tiene más que una dificultad, que es de una exigencia colosal.
Este pantano supone una dificultad enorme por las grandes cantidades que hay que gastar, incluso en la expropiación de pueblos, algunos de los cuales han de desaparecer. (El Sr. Ministro de Fomento: Y trozos de ferrocarril y de carreteras)
Trozos de ferrocarriles y carreteras, etc. ,  todo lo que excede un poco de la medida de la cosas hechas hasta ahora por el Estado español, que en toda cosa como ésta, concreta y determinada, no se ha atrevido con una empresa así.
Creo que por ello aquellas voces como la mía, la más pobre de la Cámara, pero completamente desinteresada, no está mal que, aprovechando un paréntesis en esta sesión, haya añadido un poco, con mi voto tan modesto, a lo tan brillantemente expuesto por el Sr, Guillén Sol y recogido, también elocuentemente, por mi querido amigo el señor Ministro de Fomento.
…..
El Sr. GUILLEN SOL: Sería descortesía notoria que no diese las gracias más expresivas…por el apoyo recibido…(…)
En realidad no cabe decir que esta obra, económicamente considerada, es insignificante, pero si se puede afirmar que no es desproporcionada, ni mucho menos, con nuestras posibilidades económicas.
El presupuesto, en el que entra el gasto de expropiación de algún pequeño pueblo o caserío, la desviación del ferrocarril de la Robla a Balmaceda y otra obras de consideración, el presupuesto, hecho el año 1916, si no me equivoco, no llega a veintitrés millones de pesetas (el Sr. Ministro de Fomento. Veintidós)
Añadamos unos cuantos millones más y, con relación a la magnitud de la obra, veamos si es de estimar la consideración económica para detener la tramitación. Pero , sobre todo, en el momento actual, no se trata aún de cuestión económica-eso vendrá –y soy de los que creen que esta obra requiere poco sacrificio por parte del Estado, exige auxilios administrativos y acaso legislativos, porque quizá excede de los moldes legales vigentes su ejecución. A su tiempo se verá que deben contribuir muchos elementos que salen enormemente beneficiados y que sería injusto que se pretendiera que la obra se realizara por el esfuerzo exclusivo del Estado, sin que contribuyeran a la construcción, a la parte económica de la construcción, aquellos intereses más beneficiados.
Mas vuelvo a repetir que ésta es la segunda parte. Venga la aprobación del proyecto; sepamos que legalmente se puede hacer, y ya veremos cómo se puede ejecutar, que yo creo, por el estudio que del asunto tengo hecho, que no cabe obra tan magna en los moldes actuales de nuestra legislación; eso sería muy largo, y nos llevaría a no construirla nunca.
Quizá ya está planeado, por auxiliares valiosísimos e entusiastas, algún bosquejo del proyecto de ley que para la rápida ejecución tenga que presentarse. La obra no tiene la importancia económica ni la dificultad legal que corresponde a la importancia nacional. Y no digo más, sino repetir las gracias más expresivas a mi buen amigo el Sr. Tormo.
…..
El S. Ministro de FOMENTO (Maestre): Como habrá podido apreciar el Senador, se trata de una obra verdaderamente excepcional, pero que además, tiene excepcionales valedores (El Sr Durán y Ventosa: Y otros todavía,  Sr. Ministro) y otos no tan excepcionales como los que han hablado, que también apoyan con una interrupción la necesidad y la conveniencia de la obra. ( el señor Durán y ventosa: El Senador por la Económica de Zaragoza)
Yo quiero decir que, me parece que fue en el período de Cortes anterior al verano, sobre este mismo asunto hizo un ruego interesantísimo nuestro siempre querido compañero D. Amós Salvador, al que contestó el Sr. Cierva, que entonces desempeñaba la cartera de Fomento, reconociendo, como yo, la importancia excepcional de la obra, la conveniencia de que se realizara y que se procurase ir quitando en el camino de esta magna empresa todo lo que pudiéramos llamar tramitación que impida llegar cuanto antes al planteamiento de este asunto en los términos que nos apunta el Sr. Guillén Sol.
La obra, realmente, no exige un dispendio que no pueda acometer el Estado, aunque no creo que el presupuesto sea ya de veintidós millones y medio de pesetas, porque, hecho el año 18, refiriéndose indudablemente a datos y antecedentes de años anteriores, todos sabemos hasta qué punto ha aumentado el valor de todas estas construcciones, pero, en fin, de todos modos, por lo excepcional del caso, por la ventaja y la mejora que supondrá para esta región tan querida la realización de esta obra, por los alegatos tan elocuentes de S. Guillén Sol y del Sr. Tormo, nuestro querido amigo-a quien me he complacido en escuchar discurrir sobre esta materia, que parecía muy apartada de sus aficiones con la singular competencia con que trata la otras-, por todas estas razones y por las que las han apoyado, aunque sin hablar extensamente (es lo bastante para que dé cuenta del interés que tienen), yo ofrezco lo que el Sr. Guillén Sol concretamente, me ha pedido: dictar cuanto antes la Real orden que ha de servirnos para poder, de acuerdo con el Consejo de Obras Publicas, entrar en la nueva fase que exige el asunto. Es cuanto tengo que decir. (Muy bien).
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